Después del lanzamiento de los procesadores Skylake de sexta generación por parte de Intel, Microsoft hizo un anuncio interesante: el único sistema operativo que admitiría la generación más reciente de chips no es otro que Windows 10. Aparentemente, esta no será la única generación que funcionará así: las próximas actualizaciones también lo harán. Esto hizo que muchos usuarios de Windows 7 y 8.1 estuvieran descontentos, ya que sienten que es una forma de obligarlos a pasar a PC con Windows 10.

Al mismo tiempo, Microsoft anunció que cambiaría la decisión inicial y no finalizaría el soporte para Windows 7 y 8.1 en 2018, como lo fue el plan inicial. En lugar de esto, las dos versiones anteriores del sistema operativo serán compatibles con los procesadores Skylake durante toda su vida útil.

Sin embargo, el cambio se aplica solo a las CPU de sexta generación. Esto significa que cualquier actualización futura, que incluye las CPU de la serie Zen, solo admitirá Windows 10.

Marco Chiappetta, que trabaja en Hot Hardware, realizó un análisis en profundidad de la estructura técnica de las características de próxima generación que se llevan a las CPU y trazó la línea entre compatibilidad y soporte. Según su explicación, Microsoft optimiza Windows 10 para admitir solo las nuevas características que se encuentran en Kaby Lake y Zen. Como parece, la tecnología y la microarquitectura utilizadas para los últimos tipos de procesador requieren de hecho algunas actualizaciones serias en el sistema operativo para funcionar correctamente.

Entre las características más recientes que Intel agregó están la Turbo Boost Technology 3.0 y Speed ​​Shift. Por otro lado, AMD también introdujo la "activación de reloj de grano fino". Todas estas características necesitarán más soporte que el software controlador básico, lo cual es una explicación bastante buena de por qué Microsoft está haciendo este movimiento.